La mayor parte de los asentamientos de la Edad de Bronce han sido documentados en territorio europeo. A pesar de su proximidad geográfica, el Magreb siempre ha estado ausente de estas narrativas históricas, caracterizado erróneamente como una «tierra vacía» hasta que llegaron los fenicios hacia el 800 antes de Cristo. Ahora, una investigación liderada por Hamza Benattia Melgarejo, de la Universidad de Barcelona, ha descubierto el primer asentamiento de la Edad de Bronce en esta área geográfica, anterior a la época fenicia. Este descubrimiento es de gran relevancia para la historia de África y del Mediterráneo.
Según los resultados publicados por la revista Antiquity, las excavaciones hechas en Kach Kouch, situado en el noroeste de Marruecos, revelan una ocupación humana datable entre el 2200 y el 600 a. C. Esto demostraría que sería el primer yacimiento de esta cronología en el África mediterránea, a excepción de Egipto.
El equipo internacional de investigadores, liderado por Hamza Benattia Melgarejo, doctorando de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona y miembro del Grupo de Investigación de Arqueología Clásica y Protohistórica de la Universidad de Barcelona, ha estado trabajando sobre el asentamiento prehistórico de Kach Kouch, que se extiende sobre una superficie aproximada de una hectárea cercana al río Lau. Se sitúa a 10 kilómetros de la costa actual, cerca del estrecho de Gibraltar, y a 30 kilómetros al sureste de Tetuán.
Las excavaciones han revelado distintas fases de ocupación. La primera, que comprendería el periodo 2200-2000 a. C., se encuentra escasamente representada, pero es significativa. Las evidencias sugieren una ocupación inicial contemporánea en la transición de la Edad de Bronce a la vecina Iberia.
La segunda fase, 1300-900 a. C., supone un periodo vibrante para la historia del asentamiento. En Kach Kouch se estableció una comunidad agrícola estable y es la primera evidencia definitiva de vida sedentaria anterior a la presencia fenicia en el Magreb. Las construcciones de adobe con madera, los silos tallados en la roca y las piedras de molienda revelan una economía agrícola próspera basada en cultivos como la cebada y el trigo, complementada con ovejas, cabras y ganado vacuno.
Una tercera fase, que se extiende del 800 al 600 a. C., demuestra la flexibilidad y la adaptabilidad de los habitantes de Kach Kouch. Durante este periodo, se introdujeron algunas innovaciones culturales del Mediterráneo oriental, como la cerámica al torno, las herramientas de hierro y nuevas tradiciones arquitectónicas con piedra. Esta fusión de prácticas locales y foráneas ilustra cómo la comunidad participó activamente en las redes de intercambio mediterráneas.
«Kach Kouch es uno de los primeros ejemplos bien documentados de asentamientos continuos en el Magreb y cuenta una historia muy diferente a la que ha existido durante mucho tiempo: demuestra la historia de unas comunidades locales dinámicas que estaban lejos de estar aisladas», dice Benattia. «Las excavaciones de este yacimiento son un paso más en la corrección de estos sesgos históricos y revelan que el Magreb participó de forma activa en las redes sociales, culturales y económicas del Mediterráneo», afirma el investigador de la UB.